Calentar la panna cotta hasta que esté totalmente líquida.
Apartar 50 ml y verter en moldes de silicona con forma de calavera.
Meter en la nevera.
Apartar otros 50 ml de panna cotta y disolver una pequeña cantidad de carbón activo para que adquiera un tono negro.
Verter la panna cotta negra en moldes de silicona esféricos.
Meter en la nevera para que repose.
A continuación, verter el resto de la panna cotta (blanca) encima y meter todo en la nevera.
Después, meter en el congelador para que se solidifique totalmente.
Desmoldar la panna cotta ojo sangriento y guardarla en el congelador en un recipiente hermético.